Espero que hayáis tenido una bonita semana. Ya estamos nuevamente a domingo y, como siempre, quiero regalaos un pequeño relato. Pero antes de darle paso, quiero compartir con vosotras información sobre el Otoño que me parece muy interesante.

Por ejemplo, según la medicina oriental, esta estación pertenece a la fase energética del metal y los órganos que se le asocian son el pulmón, el intestino grueso y la piel, y las emociones que se generan cuando hay un desequilibrio en ellos es la tristeza y la melancolía. Así que tenemos que mimar especialmente estas partes de nuestro organismo. Es una etapa de limpieza, renovación y creatividad. Es también la estación relacionada con la cosecha y la purificación interior. 

En otoño nuestra dieta debe ser más rica, más completa y más calórica que en primavera y verano para poder prepararse para las bajas temperaturas del invierno.

Es recomendable que tomemos más alimentos que regulen la actividad intestinal, como pueden ser los cereales integrales, las frutas, las verduras o la fibra vegetal. Los cereales integrales contienen mucha Vitamina B y la celulosa que contienen es una gran aliada de nuestros intestinos ya que les ayuda a eliminar aquello que no le sirve a nuestro organismo. Toma nota: la crema de calabaza es muy buena para los intestinos. Ahora es el tiempo de comprarla y consumirla!

Estos meses podemos recurrir a la uva, una fruta muy desintoxicante que armoniza el cuerpo y, que actúa como tónico para los pulmones y el intestino grueso.

Siempre es importante prestar atención a lo que nos dice nuestro interior, pero el otoño es un momento especialmente indicado para practicar momentos de interiorización.

Y ahora sí vamos con la fábula de hoy, espero que la disfrutéis!

CARGAR LAS PIEDRAS

Hu-Ssong propuso a sus discípulos el siguiente relato:

– “Un hombre que iba por el camino tropezó con una gran piedra. La recogió y la llevó consigo. Poco después tropezó con otra. Igualmente la cargó. Todas las piedras con que iba tropezando las cargaba, hasta que aquel peso se volvió tan grande que el hombre ya no pudo caminar. ¿Qué piensan ustedes de ese hombre?”

– “Que es un necio”, respondió uno de los discípulos. “¿Para qué cargaba las piedras con que tropezaba?”

Dijo Hu-Ssong:

– “Eso es lo que hacen aquellos que cargan las ofensas que otros les han hecho, los agravios sufridos, y aun la amargura de las propias equivocaciones. Todo eso lo debemos dejar atrás, y no cargar las pesadas piedras del rencor contra los demás o contra nosotros mismos. Si hacemos a un lado esa inútil carga, si no la llevamos con nosotros, nuestro camino será más ligero y nuestro paso más seguro.

Fuente del cuento: http://cuentosqueyocuento.blogspot.com.es/